Nuestro primer principio es el de afirmar los procesos de vida de todo ser, tanto en su estructura interna así como en la relación con su entorno.
Con este principio, reivindicamos el derecho de afirmación de la identidad de cada persona, en valoración recíproca de la diversidad cultural y de género.
Como fundamento de la vida, la reciprocidad significa interdependencia, respeto y apoyo mutuo entre todos los seres vivos y de estos con la naturaleza.
Frente a la educación escolar oficial adultista, autoritaria, instructiva, abstracta, reivindicar el enfoque global del ser humano, respetando sus procesos de vida y autonomía, y fomentando el desarrollo de la creatividad.
Decidir, crear y compartir juntos con participación activa y respeto mutuo en toda situación, es practicar la democracia cotidianamente.
Económicamente, la escuela se mantiene por la cuota de los padres y madres de familia, partiendo de un principio de economía solidaria, en la que los que tienen más aportan más y los que tienen menos aportan menos, consecuentes. Con este principio se considera que ningún niño o niña será excluido por ninguna razón y mucho menos por razones económicas, siempre que el mismo desee estar en nuestra escuela. Por tal razón se desarrolla un sistema de Ayni (en quechua significa reciprocidad). Con el Ayni las familias desarrollan trabajo voluntario para garantizar que sus hijos puedan asistir a la escuela. Reafirma la práctica de la reciprocidad y complementariedad, donde el diálogo y la no directividad son elementos principales que ayudan a niños, niñas y jóvenes a crecer en autonomía y responsabilidad.